martes, 14 de enero de 2014

Artículo IV. Borrador 2



Este cuarto bloque me ha parecido muy interesante y lo que he aprendido también ha sido mucho. Toda la animación a la lectura, el deseo lector, las ganas por devorar un libro, creo que es tan importante como propiamente enseñar todo el proceso de la lecto-escritura.

Como ya he comentado en artículos anteriores aún no he podido empezar con mis prácticas, pero por otros compañeros y por mi experiencia (aunque no sea como maestra en un centro) creo que en este sentido se está  empezando a hacer un gran trabajo, no sólo en los centros educativos, sino también desde los ayuntamientos y centros culturales. 

Son numerosos los centros a los que van los autores de los libros que se han previstos para la lectura de ese trimestre; además se organiza un espacio en el que se plantean actividades con los alumnos y lo mismo ocurre con el ilustrador u otras personas importantes en la elaboración del mismo; un espacio de debate, de reflexión, de intercambio de opiniones, de dudas, de intuiciones, que creo que es gratificante para ambas partes.

Personalmente cuando yo estudiaba en el colegio, no recuerdo hacer ninguna actividad previa a la lectura de un libro, tampoco realizar otras durante el proceso, tan sólo alguna de forma posterior, como hacer un resumen o la elaboración de fichas de los libros, pero simplemente como una manera de recoger los datos más importantes del libro, no como una forma de reorganizar todo lo que comprendido y plasmarlo de una forma ordenada y organizada.

Por aquel entonces en mi clase de lengua el deseo lector era algo en lo que mi profesor no hacía especial hincapié, no nos motivaba con ninguna actividad previa, ni nos hacía reflexionar para ver si íbamos comprendiendo el mensaje, relacionando unas ideas con otras…¡nada!, con lo cual es cierto, que en mi caso, durante muchos años me llegué a desmotivar con la lectura, además en muchas ocasiones en el colegio era una lectura en voz alta, lo que me hacía estar más centrada en leer bien, sin equivocaciones, que en comprender aquello que estaba leyendo, con lo cual fue una mezcla entre desmotivación y falta de práctica lo que me llevó a no ser una gran lectora de pequeña. 

Con los años y gracias a otros profesores (de más mayores) pero sobre todo a mis padres, fui cogiendo otra vez el ritmo y las ganas por leer y aprender a través de la lectura. Pero me pongo a pensar y yo porque tuve suerte con mi familia y con profesores posteriores, pero en otros muchos casos, loa alumnos no cuentan con esta suerte y son lectores que fracasan,  que se frustran, que no les gusta la lectura, ni la literatura y aparecen una gran cantidad de problemas de comprensión y de expresión, aspectos que en muchos casos podrían haber mejorado si se hubiera realizado un buen trabajo de animación o motivación a la lectura; y ya no sólo de motivación, sino un trabajo durante y un trabajo posterior; los alumnos necesitan que les acompañemos en el proceso de aprendizaje, que les vayamos guiando y dando las orientaciones necesarias, para que sean ellos mismos los que lo vayan construyendo, para que realmente le sea significativo, les sirva para algo y disfruten plenamente con esta actividad.

La animación a la lectura supone un acto consciente  para producir un acercamiento afectivo e intelectual hacia un libro en concreto y a partir de ahí conseguir placer a través de la lectura. Con lo cual, la primera condición es la preparación y el entusiasmo por parte del animador. La animación a la lectura debe tener como objetivos,  por una parte hacer de aquel alumnos que sea poco lector, ayudarle a pasar de una lectura pasiva a una activa, desarrollar en él el placer de leer y de descubrir más libros; además también que le ayude a reflexionar, que le vayan educando en un sentido crítico, lo que le ayudará en el desarrollo de su personalidad y preparación para su formación posterior.

Las actividades que se realizan están estructuradas en tres momentos diferentes del proceso: antes de la lectura del libro, durante como un proceso de acompañamiento y al finalizar la lectura del mismo.

En las actividades previas a la lectura de un libro en concreto, se trata de acercar la obra a los alumnos, conocer la información que nos aporta el objeto como libro, por ejemplo a través de su portada, conocer la obra de su autor, hacer predicciones acerca del contenido, identificarse con los personajes, situaciones, etc que encontrarán en esa lectura.
Entre ellas, me han parecido muy interesantes aquellas en las que tenía que imaginar el cuento a través de la portada o el título, que fuera el propio autor el que les motivara para leer su historia, que se inventaran preguntas con respuestas únicas si/no, que crearan historias encadenadas inventando el argumento…es decir,  que juagaran con el cuento, que les entraran ganas de saber más, de conocer a los personajes, de interesarse por ellos, que les emocionara.

Con respecto a las actividades durante la lectura, son realmente relevantes para proceso de aprendizaje, y es que éste es un momento clave. Hay alumnos que se pierden desde el inicio, otros que sólo se quedan con el recuerdo de los hechos secundarios y no se centran en  las ideas principales, en definitiva, nos encontramos con un aserie de  inconvenientes que hace que los alumnos pierdan el interés por la lectura y abandonen el libro.
Se trata de actividades que le permitan recordar, inferir, relacionar unas ideas con otras, reflexionar, argumentar, así como compartir diferentes aspectos del contenido y de la forma del texto.

Una vez terminado el libro, todas las incógnitas se descubren y nos muestran la historia en su totalidad; con lo cual es un buen momento para realizar actividades de relaciones entre personajes, de síntesis global, de extraer conclusiones y realizar valoraciones tanto objetivas como subjetivas.
Además también es el momento de atender a nuestras emociones, nuestros pensamientos acerca de la historia, de cómo lo hemos relacionado con nuestras propias vivencias, de darnos cuenta que cada uno extrae sus propias conclusiones,  diferentes de los demás, de tal forma que nos ayuda a conocer a nuestros compañeros más en profundidad y a empatizar con ellos.

Para terminar mencionar algunas actividades que pueden realizar los propios alumnos para motivarse entre ellos a leer los libros que le hayan gustado, como por ejemplo con frases célebres, con las fichas de los libros, creando un eslogan que represente el cuento, realizando una votación con “los diez más votados” o un tráiler acerca del argumento entre otras.

Como bibliografía los apuntes personales y los de otros compañeros.

Como webgrafía a destacar:


Un manual sobre cómo hacer una buena animación a la lectura con otras tareas.
 

Un ejemplo de un centro educativo que nos puede servir de ayuda a la hora de enfocarlo.



Una experiencia de animación con niños con discapacidad visual.


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