miércoles, 15 de enero de 2014

Artículo III. Borrador 2



A los largo de este tercer bloque he podido realizar un análisis de  la literatura española y la enseñanza literaria en Primaria; un breve recorrido por la literatura de nuestros país, cómo seleccionar y adaptar estos textos, así como una serie de actividades lúdicas que pretenden acercar a los alumnos dichas obras.

La historia de la Literatura en sí misma, no es un contenido curricular en Primaria, pero es cierto que en el colegio, en el aula y en los libros de textos, aparecen multitud de lecturas, o utilizamos otros fragmentos que pertenecen o hacen referencia a nuestras obras clásicas. Con lo cual lo que me ha parecido muy interesante de este bloque es el poder conocer cuáles podrían ser unas buenas estrategias para seleccionar, adaptar y presentar esas obras clásicas, aunque sean pequeños fragmentos, para que los alumnos se vayan familiarizando con ellas y vayan adquiriendo un mayor interés por las mismas.

Antes de comenzar con la educación literaria, vamos a comenzar realizando un pequeño recorrido por la literatura española.
Los primeros textos artísticos conocidos datan del siglo X, escritos en lengua romance, son las jarchas mozárabes; pero no es hasta el siglo XII cuando surge definitivamente la literatura en lengua vulgar con el Mester de Juglaría; se trataba de una literatura oral con temática amorosa y militar.
La sociedad feudal se basaban en cuatro pilares básicos y en cada uno de ellos encontramos: en el pueblo, movimientos literarios orales como los romances y cantarcillos; en el estamento militar, hazañas de los héroes del pueblo como por ejemplo, El cantar del Mío Cid. En el estamento eclesiástico, Los Milagros de Nuestra Señora y en la nobleza, las cantigas de amigo y amor.
En el siglo XIV desaparecen los cantares de gesta y el Mester de clerecía, dando paso a tres grandes autores: Juan Ramón Ruiz (arcipreste de Hita), el canciller Ayala y don Juan Manual. Posteriormente en el siglo XV, Juan de Mena (marqués de Santillana) y Jorge Muriel fueron los mejores autores medievales. En los límites de este siglo aparece la obra universal de La Celestina, firmada por Fernando de rojas.
El espíritu renacentista se caracteriza por una visión entusiasta del hombre como individualidad, por una nueva concepción de la vida en política, arte, literatura, ciencias y costumbres. La literatura cortesana de Garcilaso, Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza... Pero también hay en España un Renacimiento religioso representado por las tendencias ascéticas de Fray Luis de León y místicas de santa Teresa de Jesús y de san Juan de la Cruz.
En este siglo XVI aparecen dos obras que llaman la atención por su modernidad: el anónimo Lazarillo de Tormes y el universal Quijote de Miguel de Cervantes, en el que se refleja un mundo donde aparecen todos y cada uno de los elementos que configuran la sociedad de la época.
Ante la Contrarreforma y el Concilio de Trento surge el barroco, con una amplia decadencia en todos los ámbitos de la sociedad; sin embrago este siglo XVII es el siglo más brillante de nuestra literatura y nacen tres grandes corrientes: la popular, el conceptismo y el culteranismo, como necesidad a la aparición de nuevos temas; Lope de Vega, Quevedo y Góngora son los máximos exponentes de ellas, respectivamente.

En cuanto a la literatura moderna, en el siglo XVIII se impone el Neoclasicismo y la vuelta a la estética clásica, la Ilustración, con autores como Leandro Fernández de Moratín, don Ramón de la Cruz y el prerromántico Cadalso, que consiguen superar la profunda crisis literaria de la época.
El siglo XIX con el romanticismo surgen autores como Estébanez Calderón, Mesonero Romanos, el duque de Rivas, Zorrilla, Larra, Espronceda, Hartzenbusch; que desarrollaron el verso, el teatro y el artículo periodístico. A partir de 1850, aparece Rosalía de Castro con una poesía intimista tanto en gallego como en castellano y Béquer se constituía en el primer poeta español moderno.
En el siglo XX surge un movimiento la Generación del 98, tomando conciencia de la decadencia de España y un deseo pertenecer a Europa, autores como Azorín, Baroja, Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán.
Alberti, García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y el epígono Miguel Hernández  como autores integrantes de la Generación del 27, en la que quieren recuperar a Góngora ya olvidado.
En la posguerra, La familia de Pascual Duarte de Cela y Nada de Carmen Loforet fueron las obras narrativas más destacadas. Posteriormente, a partir de sesenta/setenta surgen generaciones como lo “Novísimos”, en la que la literatura se llena de música e imagen.

Por otra parte y después de este recorrido histórico, nos adentraremos en la educación literaria, y es que la literatura, al igual que otra lengua, consiste en un sistema de signos, con la peculiaridad de que es capad de generar nuevos signos en los receptores. Además que el fin de los textos literarios es el acto comunicativo y por lo tanto como cualquier otro acto comunicativo tiene sus componentes: emisor, receptor, mensaje, canal, código y referente. Sin embargo en la literatura lo fundamental es el emisor en su contexto, el receptor en el suyo y el mensaje.

El emisor tiene la potestad de inventarse mundos, formas de vida, vivencias, ser omnipresente, juzgar a los personajes, etc…plasmarlo y dejar constancia de su obra. El receptor sin embargo,  recrea lo que lee, reinventa nuevos signos, siendo esto lo realmente positivo, que cada uno lleguemos a una lectura de la obra, con diferentes visiones, aunque sea diferente a la que hace el profesor de lengua o al referente del autor, en eso personalmente creo que consiste el arte.

Las obras literarias también pueden agruparse en función de características formales o temáticas, así en la clasificación clásica encontramos la épica, con grandes hazañas, romances, cuentos… y la dramática, con comedias, grandes pasiones y conflictos sentimentales.
Además existen otras clasificaciones a parte de las tradicionales, como por ejemplo la subliteratura, la cual define a un grupo de obras literarias que no siguen alguno de los presupuestos que hacen que un texto sea considerado artístico, ya que su afán es puramente mercantilista.

Por otra parte, en cuanto a la selección y adaptación de este tipo de textos literarios, lo primero que  necesitamos como maestros, es conocer en profundidad a nuestros alumnos, saber cuáles son sus intereses y cuáles son las  actividades que más les van a transmitir. Es cierto que muchos profesores emplean el libro de texto como si no tuviesen otras opciones, perdiéndose de esta forma otras propuestas que le podrían resultar enormemente interesantes.

Otro aspecto relevante a la hora de trabajar en el aula, es el hecho de tener muy claro que una cosa es la lectura de textos literarios infantiles y otra el trabajo que se hace con los textos seleccionados, dos tareas muy diferentes; en la primera, el objetivo es disfrutar de la obra, mientras que en el segundo se trata de ampliar la cultura de los alumnos así como ejercitar otras habilidades lectoras básicas. Igual a día de hoy estas actividades se trabajan de forma diferenciada, pero la experiencia que tengo como alumna no es así, pretendían que disfrutáramos y a la vez ampliáramos nuestra cultura literaria y habilidades lectoras a la vez, siendo en muchos casos frustrante al no satisfacer tus intereses.

Recuerdo que en Bachillerato nos hicieron leer la primera parte de El Quijote, haciendo resúmenes de cada capítulo y un examen posterior, no sé hasta qué punto era adecuado ese trabajo, ya que resultaba muy complejo comprenderlo para nosotros, nada significativo, alejado de nuestros intereses y que tampoco te acercaba tanto la obra y al autor. Creo que si lo hubiera enfocado de una manera más lúdica o con otro tipo de actividades como de las que posteriormente hablaremos hubiera sido mejor, más positivo y más enriquecedor para nosotros.

Lo que sí que es cierto, es que si necesitamos elegir textos, aunque sean breves, necesitamos que estén completos y que aparezca reflejado claramente la presentación, el nudo y el desenlace. Intentando respetar la forma y en caso de los textos más largos, también la coherencia, a pesar de que utilicemos la técnica de “cortar y pegar”.

Actividades como los proyectos de aprendizaje en los que se fomente la competencia de aprender a aprender o la de autonomía e iniciativa personal entre otras, trabajando de forma cooperativa, heterogénea, con sus propios objetivos y su propia evaluación; o las Webquest, consideradas como una herramienta que forma parte de un proceso de aprendizaje guiado, con recursos principalmente procedentes de Internet, que promueve la utilización de habilidades cognitivas superiores, el trabajo cooperativo, la autonomía de los estudiantes e incluye su propia evaluación; o los números monográficos que aparecen en los periódicos escolares o las jornadas culturales entre otras, son actividades y propuestas que se debería fomentar aún más si cabe su puesta en práctica, ya que son experiencias complementarias, muy enriquecedoras y que en muchas ocasiones, les resultan mucho más significativas que el simple hecho de leer un fragmento de una obra clásica en voz alta en la hora de Lengua.

Bibliografía utilizada apuntes de clase.

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