jueves, 9 de enero de 2014

ARTÍCULO II



Lo aprendido a lo largo de este tema sobre los textos folclóricos, ha sido muchísimo. Parece que es un tema del que todo el mundo conoce algo, dada su transmisión oral y popular, sin embargo me he dado cuenta que hay todo un universo por descubrir, por investigar, por analizar y he de reconocer que en mí caso, ha suscitado enormemente mi curiosidad. 

También me ha hecho reflexionar sobre los cuentos que me narraban a mí de pequeña, quién lo hacía, en qué situaciones, si conozco retahílas, rimas, trabalenguas o no, de cuándo las conozco, quién me las enseñó, etc.…en definitiva,  me ha hecho hacer un salto al pasado, para darme cuenta de la tradición popular de aquel entonces y analizar qué es lo que conocen los alumnos en la actualidad,  ver si es cierto que se están perdiendo estas costumbres tan nuestras y cómo los profesores trabajan los textos folclóricos en el aula, cómo los cuentan y/o cantan.

Voy a comenzar situando la literatura folclórica, de dónde proviene la palabra folclore, cuáles son sus principales características, la importancia que tiene, así como los diferentes tipos de textos.
Al parecer la palabra “folclore” fue acuñada por el inglés William John Thoms en 1846 y sustituía al concepto de “antigüedades populares”. El anonimato, la oralidad y la multitud de variantes, son las características fundamentales que la definen. Se trataba de contar historias de pueblos en pueblos, historias que luego se expandían y pasaban de generación en generación. Narraban la historia de los pueblos, de las sociedades, que luego según iban pasando de generación las iban modelando con sus vivencias y creencias.

Hay diferentes tipos de textos y diferentes clasificaciones, pero la más clásica es la de dividirlos en textos en verso, es decir textos para cantar, para recitar o juegos; y textos en prosa, en los que podemos encontrar las fábulas, los mitos, las leyendas, los cuentos, con diferencias y particularidades entre ellos.
Un dato en relación con las fábulas, la moraleja y la educación moral que me ha parecido muy sorprendente ha sido la del estudio que se realizó sobre la lectura de “Los tres cerditos” y cómo es cierto que pensamos que los niños por ser pequeños no van a poder sacar sus propias conclusiones y reflexiones, aunque sean adaptadas a su edad y a sus posibilidades de razonamiento, pero me pareció fantástico que dedujeran el hecho de poder acudir a alguien que te quiere si tienes algún problema en lugar del mensaje adulto del esfuerzo, la necesidad de trabajo continuo, etc.…aspectos muy alejados de la vida de los niños.

Por otra parte la historia del teatro folclórico infantil es enorme, así como su repercusión, cuyo objetivo era la de divertir, entretener, pero con una clara vocación educativa. Los títeres, las marionetas, sus representaciones en aquellos escenarios tan típicos, en los que los personajes representaban el bien o mal y pedían la colaboración de los espectadores, creo que ha quedado rezagado a festivales, como el Titirimundi, semanas culturales o algo de este tipo, y que en el colegio no se está utilizando tanto, igual en Educación Infantil algo más, pero considero que en Primaria el uso de este recurso es escaso. 

Con respecto a la poesía folclórica, tiene un gran valor didáctico y fomenta la motivación intrínseca y la creatividad. Se trata de retahílas, juegos de palabras acompañadas de movimientos, rimas, gestos, que siguen acompañando a los niños en los patios del colegio y que es cierto que nosotros como futuros profesores nos tenemos que asegurar que este tipo de juegos persisten y continúan. Haciendo memoria me acuerdo perfectamente de canciones como: “En la calle 24…”, “Soy capitán, soy capitán…” y de cómo jugaba con mis amigas en el patio, parece mentira como después de tantos años recuerdo la letra de todas ellas y los gestos que hacíamos.

En cuanto a los cuentos literarios, el tema me ha servido para hacer un análisis más profundo de los mismos. Han sido clasificados en cuatro categorías (Mitos, cuentos de animales, cuentos de fórmula y cuentos de hadas o cuentos maravillosos); siendo estos últimos los han recibido una mayor atención. Estos cuentos mantienen una estructura interna con planteamiento, nudo y desenlace, además presentan unos motivos principales como la fuga y la persecución, la búsqueda del tesoro, la búsqueda del amor o el huérfano maltratado entre otros, y cuentan con personajes y arquetipos típicos, el héroe o la madrastra entre otros.

Una vez analizada la literatura folclórica, voy a sintetizar cuáles han sido los grandes recopiladores de todas estas obras, así como su selección, adaptación y uso en las aulas.

Lo primero de todo y que creo que me quedado claro, es establecer la diferencia entre adaptación, recopilación y versión. La adaptación supone la modificación del texto en función de moral de la época; la recopilación es una mera transcripción de la narración oral y por último la versión, supone un préstamo de los cuentos folclóricos en cuento a personajes, motivos, simbología, etc para hacer otro texto, que igual con el paso de los años puede ser incluso más popular que el anterior.

Una vez establecida la diferencia no quería dejar pasar la oportunidad de nombrar cuales han sido los grandes recopiladores universales, como Charles Perrault (muy sorprendente y desconocida para mí la versión de Caperucita, nunca me lo hubiera imaginado así), los Hermanos Grimm o Andersen y su “Patito feo”. Entre los españoles más destacados Fernán Caballero y Saturnino calleja, de ahí la frase tan conocida “tienes más cuento que Calleja”.

Para mí lo que me ha resultado más complejo y me parece que es muy complicado, es conseguir una buena adaptación y buena selección de textos folclóricos, así como su correcto uso o no en el aula. Es evidente su interés pedagógico, ya que acerca al niño a la lectura, al lenguaje escrito; así como su interés psicológico dada la relación de la literatura folclórica con el desarrollo infantil; pero el uso correcto e incorrecto en el aula es algo más sutil bajo mi punto de vista, qué adapto, qué mantengo para que continúe el simbolismo inicial…complejo….lo que si necesario es que sea oral, ni representaciones gráficas, que sean capaces de imaginar y crear a partir de lo que escuchan. La narración oral apenas se trabaja en el aula y personalmente no recuerdo a ningún profesor contándonos un cuento en Primaria, ¡a ninguno!, con lo cual se pierde la capacidad de escucha, de discriminación auditiva y sobre todo de imaginar lo que ocurre, cómo serán los personajes, los contextos, y el hecho que cada uno se lo imagine de una forma completamente diferente a su compañero. 

¿Qué aprendido acerca del simbolismo y la adaptación?

Lo importante, mantener el simbolismo además de los roles de los personajes y los motivos principales de la historia. Dicho así parece una tarea sencilla, pero a la hora de la verdad creo que no lo es tanto.






1 comentario:

  1. Bien a falta de alguna investigación con su bibliografía correspondiente y las webs recomendadas. Con esos añadidos, el artículo será perfecto.

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